Presenta tus platos con estilo: trucos sencillos con resultados de chef
En la gastronomía creativa un plato no sólo se cocina, también se diseña. La presentación de los alimentos es una de las herramientas más potentes para transmitir creatividad y profesionalidad.
Dicen que comemos primero con los ojos, y es cierto: un buen emplatado puede convertir un plato sencillo en una experiencia memorable. No hace falta tener una vajilla de estrella Michelin ni dominar técnicas de alta cocina para lograrlo. Con unos cuantos trucos y un poco de intención, tus recetas pueden lucir como si salieran de una cocina profesional, pero con ese toque personal que las hace tuyas.
Aunque el sabor sigue siendo el alma de cualquier creación culinaria, el emplatado es el primer lenguaje que habla al comensal. Un plato bien presentado puede despertar curiosidad, generar expectativas y, sí, incluso hacer que el sabor se perciba con mayor intensidad. Comer es una experiencia multisensorial, y la vista tiene mucho que decir antes de que el primer bocado llegue a la boca.
Y no, no hace falta ser chef ni tener una vajilla de diseño para lograrlo. Con unas nociones básicas, las herramientas que ya tienes en casa y una pizca de intención, cualquier persona puede mejorar la presentación de sus platos. El arte de emplatar está al alcance de quien cocina con cariño… y con un poco de inspiración.
¿Te apetece descubrir cómo dar ese salto visual en tus platos? Aquí te comparto técnicas y consejos sencillos para que puedas presentar tus recetas como un auténtico profesional, sin perder el alma casera que las hace especiales.
Juega con alturas y formas: añade dimensión al plato
Un plato plano puede estar delicioso, pero si quieres que entre también por los ojos, piensa en volumen. La tridimensionalidad aporta dinamismo y guía la mirada, convirtiendo cada bocado en parte de una composición.
Una forma sencilla de conseguirlo es colocar el ingrediente principal (una proteína, una verdura a la parrilla, una burrata…) sobre una base que lo sustente: purés, granos, legumbres o incluso una crema fría. En platos fríos o entrantes, puedes crear altura con ingredientes crujientes como chips de vegetales, pan tostado o brotes.
Eso sí, busca siempre el equilibrio. El objetivo no es construir una torre inestable, sino sugerir volumen con naturalidad. Un emplatado armonioso es aquel que invita a comer sin intimidar.
El equilibrio de colores y texturas sugiere una paleta comestible
El color es una de las primeras cosas que captamos visualmente, y en el emplatado los tonos vivos son una herramienta fundamental. Sin embargo, no sólo hay que elegir ingredientes coloridos, el contraste y la armonía son igual de importantes.
Por ello, es recomendable elegir ingredientes frescos y variados. Los vegetales como pimientos, zanahorias o espinacas ofrecen tonos vivos, mientras que elementos como purés o salsas añaden profundidad. Pongamos como ejemplo un clásico, la ensalada caprese, que se compone de tomates rojos, albahaca verde y mozzarella blanca, además de ser los colores de una bandera, hay que reconocerle que crea un contraste apetecible y elegante.
La textura es uno de los grandes complementos del emplatado y de la experiencia gastronómica, por lo que, quizá, es mucho más que un complemento… Combinar lo crujiente, lo cremoso y lo líquido añade dinamismo. Imaginemos un filete perfectamente dorado sobre un puré aterciopelado, acompañado de una salsa que fluye delicadamente alrededor del plato.
Dominar las salsas como herramienta artística
Las salsas gustan a todos, pero no debemos pensar que únicamente son una fuente de sabor, también son un recurso visual maravilloso y que da personalidad al plato. Aplicarlas con precisión puede transformar una presentación común en algo profesional.
Podemos utilizar cucharas, biberones, pinceles y un sinfín de utensilios que todos tenemos en la cocina y que nos ayudan a crear líneas, puntos o diseños abstractos.
Es importante tener en cuenta la dosis, la salsa no debe ahogar los ingredientes principales, más bien debería enmarcarlos o actuar como un detalle que resalte sus cualidades.
La vajilla y los utensilios juegan un papel especial en la presentación
El contenedor es tan importante como el contenido. El plato actúa como un lienzo para nuestras creaciones culinarias, ¿cuántas veces habremos escuchado esto de boca de un chef? Así que el diseño de la vajilla debe hacer que destaquen los colores y formas de la comida sin distraer al comensal.
No es difícil elegir correctamente una vajilla para empezar, los platos blancos son versátiles y permiten que los alimentos resalten. Sin embargo, para preparaciones minimalistas, un plato oscuro o texturizado puede añadir sofisticación.
Hay que tener en cuenta el detalle de evitar llenar el plato por completo (aunque hay personas que lo critican, hay que entender que hay momentos, experiencias y comidas que requieren esto), dejar espacio vacío ayuda a percibir un efecto de amplitud y orden.
Qué herramientas pueden ayudar a mejorar un emplatado
Aunque no se necesita una cocina profesional para comenzar, ciertas herramientas pueden ayudar a conseguir acabados precisos y elegantes. Además, a quienes disfrutan de la cocina, les gusta tener este tipo de ayuda:
Aros de emplatar: Ideales para presentar purés, tartares y otras tantas preparaciones, con formas geométricas definidas.
Pinzas culinarias: Permiten colocar pequeños elementos, como brotes o flores comestibles, con delicadeza y en el lugar exacto.
Moldes y espátulas: Ayudan a nivelar ingredientes y a mantener un aspecto pulido.
Pinceles y biberones: Perfectos para trabajar con salsas y reducciones de manera artística.
Detalles que hacen la diferencia
La perfección no existe, y menos en cuestiones subjetivas. Pero los pequeños detalles son importantes, consiguen que el plato más sencillo se convierta en un plato memorable si cuidamos cada uno de sus elementos.
Antes de servir debemos realizar un control visual, revisar que no haya salpicaduras en la vajilla ni elementos fuera de lugar. El equilibrio entre cantidad y estética es clave. Demasiado contenido puede parecer desordenado, mientras que muy poco podría decepcionar al comensal.
No debemos pensar que el emplatado es únicamente una cuestión estética, es una declaración de intenciones que refleja el amor y la dedicación puestos en cada creación culinaria. Tanto si cocinamos para una cena íntima en casa como para un evento especial, aplicar estas técnicas hará que nuestros platos atraigan, destaquen y sean recordados.
Atrévete a experimentar, a practicar y a observar cómo pequeños cambios visuales pueden causar un gran impacto en la experiencia gastronómica. Al fin y al cabo, la cocina es un acto de creatividad y generosidad, y cada plato bien presentado es una invitación a disfrutar del sabor, de la belleza y de un gran momento del día.
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