Panellets: Dulce historia y tradición catalana de Todos los Santos
Los panellets son mucho más que un dulce de Todos los Santos en Cataluña. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando en Barcelona la festividad se celebraba con una feria de castañas, vino dulce y...
Panellets, claro.
En 1796, esta feria contaba ya con más de 200 puestos donde los pasteleros rifaban panellets y decoraban bandejas para deleite de los asistentes. La tradición, que hoy en día conserva su relevancia, no solo se vivía en Cataluña: llegó a Valencia, Aragón y las Islas Baleares. Originalmente, estos dulces se llevaban a la iglesia para ser bendecidos y compartidos en comunidad, un símbolo de unión y de acto colectivo que, con el tiempo, se ha perdido.
El origen de los panellets sugiere una influencia árabe en sus ingredientes: almendra, azúcar y huevo, reflejando una tradición pastelera típica del Mediterráneo, basada en frutos secos y esencias. Este dulce fácil de conservar se convirtió en el ideal para las reuniones de familia. En el siglo XIX, las pastelerías añadieron nuevos ingredientes, como los piñones, marcando el inicio de las múltiples variedades que conocemos hoy.
Aunque los panellets de piñones siguen siendo los favoritos, reconocidos y protegidos por la mención Especialidad Tradicional Garantizada (ETG), una marca de garantía y calidad que protege la tradición, el sistema de producción y las materias primas con las que se debe elaborar el producto, se hacen también panellets de almendra, coco, avellana, naranja, limón, yema, café, fresa, marrón glacé, de castaña al chocolate y de hueso de santo.
Si recurrimos a referencias escritas antiguas sobre los panellets, hay varias, pero creemos que esta es una de las más antiguas: Panecillos ó sean panallets. Dice así:
Se mondarán tres libras de almendras y cuando secas se machacarán con cuatro libras y media de azúcar blanco también seco. Se pasa por un cedazo se machaca con seis claras de huevo y después se le incorpora lo que se ha tamizado añadiendo un poco de esencia de limón y algunas claras de huevo para formar una pasta de consistencia, que sirve para formar unas tiras del grueso de un dedo; luego se cortan con un cuchillo unos pedacitos del grueso de una nuez, se redondean con las manos y se colocan encima de planchas untadas con manteca, en seguida se cuecen en el horno templado de tercer grado.
Se hacen de iguales, variados únicamente en el perfume, pues los hay de canela, de naranja, de clavos, etc., etc.
Este texto está recogido en el libro ‘El confitero moderno: tratado completo y práctico de confitería y pastelería’ de José Maillet, que data del año 1851 y podéis ver la obra completa en la página de la Real Academia de Gastronomía.
Animaos a preparar los panellets de piñones tradicionales, hace unos días os enseñamos la receta, podéis verla aquí.
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